Luchadora incansable en defensa de los Derechos Humanos y en particular de los pueblos originarios, Octorina Zamora deja un legado que perdurará en el tiempo.
En tiempos en que hablar de los derechos de los pueblos originarios era muy difícil y sus reivindicaciones no eran tomadas en cuenta por los poderes de turno, Octorina Zamora se puso la causa al hombro y fue pionera en esa lucha.
En la madrugada de hoy, 5:30 aproximadamente, su cuerpo dijo basta; pero, seguramente, su labor social y ejemplo será seguido por miles de personas.
En su dilatada trayectoria de defensora de los derechos humanos, Octorina realizó denuncias, encabezó marchas, hizo huelga de hambre y todo tipo de manifestación pública con el objetivo de que sus reclamos sean escuchados, a tal punto de ganarse , no solo el respeto de propios; sino también de los poderosos que tuvieron que, en muchos casos, darle la razón.
Su lucha por los derechos de las mujeres y de los pueblos originarios ha ido dando sus frutos porque logró incentivar a muchas personas para que se le sumaran, y a las claras están los frutos que dió.
Denunció los atropellos a sus hermanos indígenas, promovió leyes trascendentales y visibilizó las problemáticas de su pueblo organizando marchas, y medidas como huelgas de hambre y encadenamientos exigiendo respuestas inmediatas a las demandas desoídas históricamente. No dudó a exponer a los funcionarios del signo que fueran si no estaban a la altura de la circunstancias con las históricas demandas de su pueblo.
Muchas de las luchas sociales ganadas en nuestro país han tenido su impronta, e indudablemente será recordada, especialmente por aquellos que han visto en ella un ejemplo a seguir.
